“Dejar de fumar es cuestión de fuerza de voluntad”
Frecuentemente, cuando nos planteamos dejar de fumar, aparece la idea de fuerza de voluntad como algo necesario para conseguirlo. Este concepto incluye aspectos tan variados como capacidad de esfuerzo, constancia, resistencia ante los problemas y/o los obstáculos, etc.
Si bien todo ello resulta necesario en el proceso de abandono del tabaco, también es importante saber que la fuerza de voluntad no es un rasgo de la personalidad, no es algo que tengamos siempre o por el contrario algo de lo que carezcamos. La fuerza de voluntad es un esfuerzo que realizamos cuando tenemos un gran interés por conseguir un objetivo determinado.
“Dejar de fumar es muy fácil. Yo lo he dejado miles de veces”
Esta famosa cita refleja la posición que muchos fumadores mantienen ante el proceso de dejar de fumar. Pero, piensa por un momento... si es tan fácil dejar de fumar ¿por qué se deja miles de veces? Mantenerse sin fumar es algo que aprendemos, y por ello es posible fracasar en algunos intentos hasta que finalmente lo conseguimos. Probablemente, si preguntas a los ex-fumadores que conoces, muchos te contestarán que lo intentaron más de una vez hasta que lo lograron.
Muchos fumadores no se plantean dejar de fumar por el miedo a las recaídas. Creen que su esfuerzo será inútil y que finalmente volverán a fumar. Es importante que no olvides que de los errores se puede, y es
necesario, aprender.
“Hay pocas cosas tan gratificantes como el tabaco… Si lo dejo, disfrutaré menos de la vida”
Para los fumadores, fumar un cigarrillo es una importante fuente de gratificación. Por ello, en los primeros momentos del abandono es frecuente que aparezca la sensación de haber perdido algo importante.
Sin embargo, a medida que transcurran los días, esta sensación desaparecerá. Poco a poco, el cigarrillo perderá su importancia y volverás a disfrutar de las cosas y actividades de la misma forma que antes.
“Se pasa muy mal cuando se deja... Es peor el remedio que la enfermedad”
Muchos fumadores tienen miedo a sufrir los síntomas del síndrome de abstinencia: irritabilidad, nerviosismo, aumento de peso, etc. Estos síntomas, que no tienen por qué aparecer con la misma intensidad en todos los fumadores, son temporales y en gran medida controlables por ti.