El tabaco mata cada año a una gran cantidad de personas, pero no sólo a quienes lo consumen directamente, sino también a quienes sufren indirectamente las consecuencias del humo de los cigarros: los fumadores pasivos.
El tabaco se ha convertido en la primera causa de muerte en el mundo y los augurios indican que la mitad de las personas que fuman morirán por causa del humo de los cigarros en el futuro, algunas de ellas en calidad de fumadores pasivos.
El tabaco es un riesgo para todo el mundo pero en especial para las embarazadas, que expuestas al humo de los fumadores, tienen mucho más riesgo de sufrir un aborto esporádico, de tener un parto prematuro o de que, al nacer, su bebé tenga un peso inferior al normal.
Para los niños, las consecuencias de la exposición al humo del tabaco no son menos preocupantes ya que aumenta el riesgo de padecer infecciones respiratorias, del oído medio, o asma.
La ciencia también ha demostrado la relación fehaciente entre consumo de tabaco de progenitores con casos de fallecimiento de sus hijos como consecuencia del denominado síndrome de muerte súbita de lactante.
Un fumador pasivo puede llegar a tener los mismos niveles de monóxido de carbono que un fumador activo en determinados ambientes, como por ejemplo en una discoteca.
Los expertos advierten también que “el humo del tabaco puede llegar a ser peor para el no fumador porque el filtro de los cigarrillos impide que pasen ciertas sustancias al pulmón del fumador”.
RIESGO DE DEMENCIA
Un estudio publicado en el “British Medical Journal” asegura que la exposición al humo del tabaco ajeno podría aumentar el riesgo de sufrir demencia y otras alteraciones del sistema cognitivo.
Investigaciones anteriores ya habían establecido un vínculo entre ser fumador y padecer demencia, y también se ha comprobado que puede existir un riesgo para las funciones cognitivas de los niños y adolescentes que estén expuestos al humo del tabaco. Sin embargo, el estudio que recoge la revista británica es el primero a escala nacional que demuestra que existe una relación entre ser fumador pasivo y el desarrollo de demencia u otros problemas neurológicos.
Los autores, británicos y estadounidenses, dirigidos por el profesor David Llewellyn de la universidad inglesa de Cambridge, analizaron muestras de saliva de casi 5.000 adultos de más de 50 años que no eran fumadores, utilizando datos de estudios de salud realizados en Inglaterra en 2009, 2010 y 2011.
Los riesgos demostrados del tabaco para la salud han llevado a las autoridades sanitarias mundiales a tomar medidas y, en determinados países, las cosas se les han puesto bastante complicadas para los fumadores, quienes ven reducido día a día su ámbito de acción.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insistió con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, en que se ratifique la prohibición de fumar en todos los espacios públicos cerrados, una medida que ya se aplica en aviones y trenes.
POLÉMICA ANTITABAQUISTA
Las evidencias no han logrado establecer un quórum mundial sobre el grave problema. Las voces discordantes también se han hecho oír en los últimos tiempos, empezando por las empresas tabacaleras. Con motivo de su primera conferencia mundial, organizada bajo el título “Leyes antitabaco y mentiras”,
la denominada Coalición Internacional contra la Prohibición del Tabaco reunió en Bruselas, la capital europea, a fumadores, expertos y políticos que consideran que las prohibiciones atentan contra la libertad individual y que se basan en “fraudes científicos” y “manipulación política”.
Entre los numerosos argumentos en contra de las prohibiciones expuestos a lo largo del encuentro, varios expertos cuestionaron la validez de los estudios utilizados por las autoridades para respaldar los vetos al humo en bares y lugares de trabajo.
Uno de ellos, Gio Batta Gori, ex director del Programa de Tabaco y Salud del Instituto Nacional para el Cáncer de Estados Unidos, aseguró en el encuentro que la mayor parte de los estudios contienen mediciones “no válidas”.
También argumentó, apoyándose en otros informes, que los riesgos de cáncer de pulmón para el fumador pasivo – unas 5.000 veces menor que para el activo, según la Agencia de Protección Ambiental de EEUU- serían “prácticamente indetectables”.
Además, en la conferencia se mostraron tablas en las que se aseguraba que los riesgos del humo para los no fumadores que esgrimen los partidarios de las prohibiciones son inferiores a otros factores como la dieta y el alcohol.
Otras ponencias se centraron en “los daños a la salud mental” de los fumadores que acarrean las leyes antitabaco o en los efectos sobre la economía de este tipo de legislación al poner en juego miles de puestos de trabajo.